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Notas y entrevistas

“Palabras de un Jazzero”

By 26 marzo, 2015abril 28th, 2021No Comments

Buenas!
Me hicieron una nota en el diario Bariloche2000 que me gustaría compartir con ustedes. Espero les resulte de interés; un abrazo!

Estudioso, amante de lo simple y un maestro para muchos. Hombre que de chico alguna vez fue introvertido pero que gracias a los textos que estudiaba minuciosamente de Les Luthiers sorprendía a sus amigos en los recreos de la escuela. Hoy, con esa timidez escondida, Pedro se desvela por compartir su música.

Licenciado en Sistemas pero sobre todo guitarrista de Jazz. Se afianzó hace tiempo en un camino por donde desde hace poco la industria de la música comienza a andar: la relación horizontal con su público a través de las redes sociales. Cualquiera a través de la Web puede descargar –en forma gratuita- sus discos, hacerle preguntas que contestará a la brevedad, y leer las imperdibles anécdotas que tiene con talentosos músicos de jazz como Jim Hall o Ed Bickert.

Siempre sonriente y agradecido, con ojos transparentes que compiten con su personalidad.

“Llevo la guitarra como si fuera una cartera”, dice Pedro antes de instalarse en una mesa en Mamuschka. Es una guitarra eléctrica “Suhr” –nueva- que mira y muestra con admiración. Tiene un color “vintage yellow”, copiando el tono de una guitarra de hace cincuenta años. Y no podía ser otra para un músico que desde chico admira a esos “viejos” jazzeros que escuchaba en casete en su casa del barrio Melipal.

¿Por qué el jazz?
Extrañamente era lo que escuchaba de chico.  Generalmente los guitarristas vienen más del rock y terminan tocando jazz. Mi abuelo, el padre de mi padre, era fanático del jazz y hacía back ups de sus vinilos en casetes. Cuando falleció, mi padre heredó esos casetes así que era lo que había en casa. En un Bariloche que no había tele, esos casetes eran una fuente de entretenimiento ¡más que la PlayStation!

¿Siempre te gustó la música?
De chico me inclinaba por las ciencias y me gustaba mucho la matemática. En la música descubrí algo que tenía un montón de cuestiones: lo científico, eso de descubrir, de armar rompecabezas, y también esta cuestión social que me permitía relacionarme con gente.

¿Disfrutas del show, de lo que se genera arriba del escenario?
Sí, se trata de eso. Lo que me parece increíble es ese momento irrepetible en el que estás en contacto con alguien, ese contacto real de persona a persona que me pasa en las clínicas en las clases y en los conciertos, de distintos modos, pero sucede.

Pedro nació en Buenos Aires. A los siete años llegó a vivir a Bariloche junto a sus padres. Su pasión por poner en práctica lo que escuchaba en los casetes de su abuelo comenzó a tomar forma ingresando al colegio secundario cuando empezó a tomar clases en el Colegio Siglo XXI con Alejandro Fernández Aranda. Ahí alucinó con la guitarra. A los 14 años participó de jam sessions en el Camping Musical con reconocidos músicos locales que lo dejaban integrarse en la banda como uno más.  Su primera banda fue “La gran siete”, integrada Alberto Dartiguelongue –trombón-, “Kacho” Rodriguez Jurado –clarinete-, Ronald Varela –contrabajo- y Guillermo Lanzelotti –trompeta-.

Siempre se rodeó de “grosos”, de músicos que lo inspiraran y de los cuales pudiera aprender, no sólo de música, sino también de formas de vida. Buscó hasta encontrar sus ídolos, y los encontró. Tomó clases vía Skype con quien quiso y adoptó esa metodología para enseñar a otros músicos que inquietos como él, viven y tocan en distintas partes del mundo.
Está la vieja frase cliché: “Mientras uno menos espera a cambio, más obtiene a cambio”. Es salvajemente cierto. Y en mi caso ha superado todas mis expectativas.

Sos un fanático de las redes sociales: una web actualizada, Facebook, canal de Youtube, clases por Skype…
Es lo fantástico de este momento. La virtualidad nos permite no estar atado físicamente uno del otro y estar en contacto con gente que quizás uno no podría estar.

¿Por qué pones a disposición en la web tus discos para descarga gratuita?
Es medio cursi lo que voy a decir pero lo hago porque lo quiero compartir. A mí me divierte lo que hago y es lindo poder compartirlo con gente que le gusta.

Está bien, pero ¿no te afecta tu economía?
Está la vieja frase cliché: “Mientras uno menos espera a cambio, más obtiene a cambio”. Es salvajemente cierto. Y en mi caso ha superado todas mis expectativas. Yo me puse a hacer material y publicarlo gratuitamente en internet por las ganas de hacerlo y de ahí empezaron a salir un montón de contactos y uno empieza a hacerse conocido en este ambiente. Esto me permite asentar mi carrera por fuera del circuito habitual. A veces pareciera que el camino para la carrera de un músico es estar en las grandes ciudades –Buenos Aires, Nueva York, Barcelona-. Hoy estamos hablando de un cambio de paradigma en la industria de la música donde en este momento hay varios paradigmas posibles que claramente están yendo más hacia este lado. Está buenísimo porque se transforma más en lo que es tocar en vivo. Hasta hace no mucho tiempo para las bandas era más redituable encerrarse en un estudio y sacar un disco tras otro que salir a hacer giras. Hoy en día el disco es “una tarjeta de negocios bonificada”, es una carta de presentación que pone la rueda en movimiento. Por otro lado, los estilos acústicos no llevan mucho tiempo de grabación y no es tan caro hacerlo. Los grandes discos de jazz se han grabado en un día porque es lo que sucede en vivo.

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de dar clases por Skype?
Es un medio distinto. Ciertamente tiene la desventaja de que no estás al lado de la persona pero el perfil del que toma estas clases es el de un músico muy avanzado, ya profesionales que se dedican a esto. Por lo tanto, no hay que hablar demasiado de lo técnico-mecánico. Es gente que toca tres veces por semana en vivo entonces quizás son preguntas más específicas y hasta más filosóficas.

¿Cómo te gusta que te cataloguen: guitarrista o guitarrista de jazz?
Creo que guitarrista de jazz es más apropiado como descripción en cuanto a la actitud. Lo que pasa es que ahí te ponés a hablar de qué es el jazz. Hay una frase de Pat Methany que dice que el jazz no es un tipo de música sino que una manera de hacer música. El último disco de Miles Davis  fue de hip hop y es de un jazzero haciendo hip hop. Uno puede ser jazzero de cualquier modo. Piazzola por ejemplo tenía una actitud súper jazzera.

Y vos tenés a Marley y a los Beatles en tu último disco “Sin Palabras”
Sí, la música es música. En este disco la idea era poder hacer un tratamiento jazzero, propio, de canciones que me gustan. A mí me gusta mucho el jazz de canciones. A veces el jazz es la música rara, críptica, intelectual. Pero el jazz no es muy distinto a los boleros, con otro ritmo.

¿Hay algo que no tocarías?
No, de hecho cada vez entiendo menos qué significan las palabras jazz o rock. Hoy  en día somos todos hijos de todo. Quizás hace cincuenta años alguien que era de Edimburgo sólo escuchaba a los músicos de Edimburgo y nunca iba a escuchar a alguien de un pueblito a treinta kilómetros. Hoy en día, cualquier nene escucha música en la radio de todos lados.

¿Sos obsesivo con tu trabajo?
La obsesión es una energía muy negativa que muchas veces es celebrada. Si alguien te dice: “Estuve estudiando quince horas seguidas”, le contestan: “Qué groso”. Nadie te va a decir “Loco, no estás viviendo”. Así que yo hago lo máximo posible por ser lo menos obsesivo, he tenido problemas de perderme cosas. A veces el obsesionarse es cerrarse y no querer ver.
mamuschka

Tenés contacto con grandes músicos de jazz que admirás ¿Cómo hiciste?
Los busqué y los contacté. Lo que quiero es estar cerca de esta gente que admiro sus resultados y admiro la persona que hay detrás. Creo que hay  una manera de aprender académica y otra de aprender desde el oficio. A mí me encanta esta última manera, aunque estudié en una escuela, una cosa no quita la otra. Para mi es importante la transmisión oral y estar en contacto con esa persona. Hay una frase que me encanta que dice: “Ninguna cosa importante puede ser enseñada pero toda cosa importante puede ser mostrada”. En un punto me parece que no se puede enseñar a tocar.

Contame tu teoría de “La esperanza de los no talentosos”
El único verdadero talento es las ganas de tocar. El talento se desarrolla. Muchas veces se celebra el don natural pero es una cosa muy engañosa porque definitivamente existen aptitudes naturales, pero existen en un par de áreas, y uno necesita como 600. Quizás tenés la suerte de que tres son buenas pero te faltan 597. Y las tenés que laburar.
Uno no la pasa mejor por tocar mejor. Estás a tiempo para disfrutar ahora mismo. En definitiva es las ganas de ponerse las pilas y disfrutar.

Sos moderador de Musiquiatra, el foro más grande de música habla hispana. ¿Qué disfrutás de eso?
Ahí me encuentro con gente que comparte la patología

¿Cómo te diagnosticás?
Como un nerd de la música.

Inalcanzable por su conocimiento y accesible por su disponibilidad. Con la guitarra al hombro y la paz que admite le dio Bariloche, Pedro seguirá recorriendo aquellos caminos que lo llevarán al público que disfruta tanto de la música como él.

Autora: Vivian Mathis