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El Músico Invisible

El Músico Invisible #6 – Conocer de más es saber de menos

By 31 agosto, 2016abril 19th, 2021No Comments

A veces se usa la frase “el saber no ocupa lugar” para decir que “más vale que sobre a que falte” y que lo conveniente siempre es “tener la máxima información disponible”. Nos interesa un nuevo tema y rapidamente conseguimos un montón de libros al respecto. Alguien nos menciona una nueva banda musical y al poco tiempo tenemos una discografía entera esperando ser escuchada. Hay ventajas apasionantes en esta era de internet pero necesitamos priorizar la calidad por sobre la cantidad; necesitamos tener un papel activo, crítico y responsable al acercarnos a nueva información; necesitamos, en definitiva, no únicamente acumular datos sino generar una práctica que nos conduzca hacia una sabiduría más profunda.

En cierta manera adquirir información se puede comparar con el ingerir alimentos. Tomamos algo externo (ya sea una rica comida o una nueva fascinante teoría) para incorporar una parte (a nuestro cuerpo o a nuestra mente) y dejar pasar el resto (sin entrar en mayor detalles escatológicos al respecto…). Por lo tanto es importante cuidar aquello que estamos incorporando (una buena alimentación es tan importante como contar con buena información), para luego concentrarnos en entrenar aquello que hemos incorporado. En otras palabras, de nada sirve tener la misma dieta que un deportista si no estamos dispuestos a hacer el mismo tipo de entrenamiento. Si lo que queremos es generar musculatura, ya sea en forma física o en forma de sabiduría, el foco siempre es el mismo: practicar. Comer bien para salir a correr o conocer algo de calidad para luego llevarlo a la práctica.

Una nueva teoría (sobre todo si está acompañada de un buen video en YouTube…) es a veces tan irresistible como una rica comida. Existe la glotonería en la alimentación y también en la actitud frente al nuevo conocimiento. Incorporar datos en forma voraz, lejos de hacernos más sabios, nos deja con una desagradable “resaca” y con la culpabilidad de saber que –más allá de haber disfrutado el festín- no estamos actuando en pos de desarrollar sabiduría (o musculatura, para no alejarnos de la analogía con la alimentación).

Por  otra parte, con la información puede ocurrir algo similar al materialismo, generando una burda acumulación que probablemente solo tenga como objetivo provocar una falsa impresión en los demás. Esto es confundir lo que una persona tiene con lo que una persona es. En definitiva, juzgar a alguien por el tamaño de su biblioteca no es tan distinto a hacerlo en base al tamaño de su billetera.

¿Qué conocimiento tenés? ¿Qué sabiduría sos? ¿Cuáles son los datos que recordás, y cuáles son los que realmente sabés? ¿Cuáles son esas tareas de tu disciplina que es clave hacer sin siquiera pensar?

Como manera de orientarnos hacia un “consumo responsable” de información me gusta pensar en lo que llamo el Conocimiento en Pirámide. La altura de la pirámide refleja cuán avanzados son esos conocimientos, y el ancho refleja la profundidad del entrenamiento que hacemos con esos datos. De tal forma vemos que hace falta ensanchar la base, trabajando fuertemente sobre los aspectos básicos, para contar con una base estable que sustente los conocimientos más avanzados. Si queremos hacer una pirámide alta, más vale trabajar sobre el ancho de la base para asegurarnos de conseguir una estructura estable (y no es casualidad que, desde Mayas hasta Egipcios, las pirámides son las estructuras que mejor han superado el paso del tiempo).

Valoramos mucho la curiosidad pero también es importante lograr entrar en un “modo cerrado” de concentración que nos permita aislarnos de la sobreabundancia de información para trabajar sobre los aspectos que conforman la base de nuestra disciplina. Extrañamente, muchas veces esos fundamentos son aspectos que consideramos no importantes, pero es justamente por esa razón que necesitan ser practicados a tal nivel que podamos hacerlos sin siquiera pensar en ellos. De nada sirve que un futbolista haga un espectacular truco con la pelota, si su estado físico no le permite llegar al final del partido, ¿cierto?

Una vez le preguntaron al genial pianista Bill Evans acerca de lo que estaba estudiando. Él respondió que practicaba “lo más básico posible en la forma más profunda posible” y no es casualidad que una actitud tan clara haya resultado en un artista de tal magnitud.

¿Cuáles son esos conocimientos básicos que hace falta ensanchar en la disciplina a la que te dedicás? ¿Cuáles son los conocimientos avanzados que se construyen a partir de esa base? ¿Podés practicarlos en función del concepto del conocimiento en pirámide? Preguntas que pueden no ser sencillas, ¡pero que vale la pena plantearse!

“El Músico Invisible” es una columna mensual acerca de la música, el arte y el hecho artístico. Aparece en la revista de Angostura VideoCable, llegando a una gran cantidad de hogares de la ciudad de Bariloche. Podés leer todas las entregas en https://www.pedrobellora.com.ar/como-docente/textos/el-musico-invisible/ .

Revisión de texto por Marta Carbonero, Valeria Italiani y Martina Gelardi.